En estos días me cuestioné por qué estoy metida en
tantas cosas. Dudé de mi habilidad de
cumplir con todo y con todos. Y
rápidamente llegué a dos conclusiones:
- Tengo muchos compromisos, pero los acepto porque me gustan.
- No tengo que cumplir con todo el mundo, solo con lo que es importante para mí.
En la primera conclusión, la verdad es que
hago lo que me gusta, lo hago con el corazón y lo disfruto muchísimo. Por lo tanto, cuando me llegan oportunidades
de hacer lo que me gusta: dar una conferencia, editar un libro o aportar a que
alguien alcance un sueño, con muchísimo gusto acepto.
En el caso de la segunda conclusión, a simple
vista parece un pensamiento egoísta; sin embargo, realmente es un pensamiento
de madurez. Cuando una sabe quién es y
lo que quiere, no tiene por qué tratar de cumplir con todo el mundo, lo importante
realmente es cumplir con una misma y que las acciones aporten al mejoramiento
personal y profesional.
Ahí me viene a la mente la frase en inglés, less is more. Y es cierto.
Menos compromisos de más calidad aportan más a mi vida que más
compromisos que no tienen valor ni importancia para mí. Estoy en el proceso de escoger mis
compromisos de manera que sean decisiones conscientes que realmente aporten a
mi crecimiento y no solo a complacer a terceros. Además, cuando una tiene menos compromisos, es
más fácil cumplirlos y una aprende más de la experiencia.
Te invito a que hagas una reflexión sobre tus
compromisos. ¿Realmente aportan a que
seas una mejor versión de ti?
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