Cuando terminábamos nuestro bachillerato, mi
mejor amiga de escuela superior y yo nos topamos con un dilema: sin
experiencia nadie nos daba trabajo y sin trabajo no podíamos adquirir
experiencia. ¿Y ahora qué?
Yo tuve la suerte de encontrar alguien que estaba,
precisamente, buscando una secretaria que no tuviera experiencia para
adiestrarla a su estilo. Mi amiga usó
una agencia de trabajos temporales y tuvo la suerte que, al cabo de su período
de probatoria, la dejaron allí mismo trabajando.
De eso van 10 años. Hoy día, cuando me comentan sobre ese dilema,
mis consejos son otros. Las
oportunidades de empleo no son las mismas que tuvimos nosotras, por lo que
ahora aconsejo:
Crea
tus propias oportunidades.
• Haz trabajo voluntario. Es una buena
manera de adquirir experiencia a la vez que aportas al desarrollo de una
institución.
• Ofrécete para hacer una práctica o un internado en el campo que te
interesa. De esta manera, aprendes cómo
se bate el cobre en la industria y puedes decidir si realmente es una opción
para ti.
• Monta tu propio negocio y busca un mentor que te guie. Si nadie te da la
oportunidad, dátela tú. Creé en ti,
busca información y lánzate.
En los primeros dos escenarios, si haces un
buen trabajo tienes una excelente probabilidad de que te dejen como empleado
regular. Si no fuera el caso, saldrás
con la experiencia que necesitas para conseguir un trabajo o para montar tu
propio negocio. Es una situación en la que no tienes nada que perder y mucho
por ganar… y aprender.
Empresario/a que me lees: dale la oportunidad
a un practicante o arriésgate con alguien que no tenga experiencia y comparte
tu conocimiento. Estarás aportando al
mejoramiento del País y por eso recibirás agradecimiento eterno.
¡Pongamos la acción donde ponemos la palabra!
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