En estos días, pensaba sobre mi papel como educadora y lo que aporto a
mis estudiantes. Pienso que, como
maestra de inglés, el reto más grande que enfrento es que mis estudiantes le
temen al idioma, a lo desconocido. Sin
embargo, veo que ellos saben más de lo que creen que saben, por lo tanto, gran
parte de mi trabajo es enseñarles a confiar en sí mismos para que vean que
aprender un nuevo lenguaje, contrario a ser una fuente de miedo, es la
oportunidad de abrirse una puerta.
Aprender inglés, o cualquier otro idioma, permite comunicarse con más
personas alrededor del mundo, lo que significa oportunidades de trabajo, de
negocio y hasta de estudios en lugares que no habían considerado antes.
Por otro lado, con la presencia de la tecnología y los medios sociales,
saber inglés permite no solo entender el programa de la computadora que
utilizamos para comunicarnos, sino que nos amplía el alcance a personas de
todas partes del mundo. Ya no existen
fronteras, pues la Internet ha creado vías directas de comunicación con
personas de todas partes. Ya no es
necesario viajar para conocer personas nuevas.
Sin embargo, viajar sigue siendo una de las mejores maneras de aprender
y practicar un nuevo idioma. Además, exponerse a nuevos lugares amplía la
visión del individuo y su sociedad con respecto a la población mundial.
Por eso pienso que mi trabajo es guiar a mis estudiantes a encontrarse a
sí mismos, a crear sus propias oportunidades y desarrollar su propio
conocimiento.
¿Cómo guías a tus hijos y a tus estudiantes en el proceso de la vida?
Comparte tus comentarios aquí, me encanta aprender de las experiencias ajenas.
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