domingo, 18 de marzo de 2012

Las lecciones de Mami


En entradas anteriores, hablé sobre las lecciones profesionales  que me brindó mi papá.  Sin embargo, mi mamá tampoco se quedó atrás con sus enseñanzas. 

Ella me enseñó a no dejar las cosas para última hora.  Ella era una “early bird” por excelencia.  En ocasiones,  antes de llevarme al colegio por la mañana, ya había limpiado la casa.  Ella no solo madrugaba, sino que hacía todo con tiempo. 

Me enseñó, por ejemplo, a hacer las asignaciones del fin de semana el viernes de manera que tuviera sábado y domingo para mí.  Igualmente, si salíamos de viaje en Navidad o Semana Santa, me exhortaba a dejar las asignaciones hechas para que no tuviera esa preocupación en la mente durante las vacaciones.

Trato de no dejar las cosas para el último minuto en la medida en que puedo, pero confieso que, en ocasiones, la vida misma no lo permite.  Lo que ella no logró enseñarme —ni a mí me interesa aprender— es a madrugar.  Yo soy nocturna, produzco más cuando baja el sol y he aprendido a trabajar durante mis horas más productivas en vez de obligarme a operar en un horario que va en contra de mi reloj interno.

Mi consejo para ti como empresaria/o es que conozcas tu estilo de trabajo para saber qué haces mejor y cuándo.  No sigas el horario de otros porque sí; aprende a trabajar a tu propio ritmo.  Y haz excepciones según sean necesarias.  Yo, por ejemplo, de vez en cuando madrugo para asistir a algún seminario que comience a las 8:00 a.m. 

Espero que mis experiencias te ayuden de algún modo.  Déjame tus comentarios...


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