Quienes me
conocen jamás pensarían que llegaría el día en que escribiría sobre los
deportes.
Sin embargo,
hoy quiero tocar el tema, no de los deportes directamente, sino por la
proyección de dos figuras del boxeo que son parte de la historia de Puerto
Rico. No pretendo entrar en debates sobre si el boxeo es o no un deporte ni sus
méritos o debilidades. Lo único que aporto en este artículo es mi observación
sobre la proyección profesional de Félix
“Tito” Trinidad y Miguel Cotto.
Siempre
explico que la definición del término “profesional”
varía según el campo. Escribo, entonces, sobre cómo Tito y Cotto se proyectan
públicamente en el campo del boxeo.
Lo que se ve, no se pregunta.
Tito es un
hombre simpático, con don de gente, disfruta las caravanas públicas, compartir
con su pueblo y festejar. Tan es así que felizmente comparte el secreto de su
éxito: un caldo de pollo que su madre le preparaba antes de sus peleas.
Cotto es un
hombre reservado, de poco hablar, serio y retraído.
Ahora entra mi análisis: ¿es bueno o malo un estilo o
el otro?
En días
recientes, cuando Tito fue exaltado al Salón de la Fama del Boxeo y Cotto ganó
su cuarto título mundial en diferentes categorías del boxeo, observé cómo cada
uno celebró su triunfo. Lo que identifiqué fue un contraste entre un extrovertido y un introvertido, como
son Tito y Cotto, respectivamente.
Comencemos por el uso de sus nombres.
- Tito utiliza un apodo, que de por sí es una práctica informal y lo acerca a su público. Es como un amigo a quien todos sienten la confianza de llamarlo por su apodo y no por su nombre.
- Por el contrario, a Cotto rara vez se le oye llamar por su primer nombre “Miguel”. El uso del apellido crea distancia y cierto respeto.
No obstante,
es cuestión de proyección. A mi entender, ninguno está ni bien ni mal, son
estilos diferentes. Cada uno se siente cómodo de manera distinta y eso hay que
respetarlo.
Son estilos diferentes.
Respeto a
Cotto por no dejarse presionar ni sentirse obligado a celebrar de una manera
que él no disfruta. Me pongo en sus zapatos. Tras meses de preparación para una
pelea y bajarse golpeado de un ring (a pesar de su victoria), puedo entender su
agotamiento y deseo de llegar tranquilamente a su casa, descansar —y posiblemente celebrar— en el seno de su
familia.
También
respeto a Tito, quien disfruta inmensamente celebrar junto a su pueblo y
hacerlo partícipe de sus grandes logros. Tito tiene la gran habilidad de unir a
un pueblo, incluso en medio de la adversidad.
Ambos están
correctos en sus posturas porque están siendo fieles a quienes son
genuinamente. Si trato de imaginármelos en papeles invertidos, pienso que Tito
no sería feliz si llegara sin ver a su gente y tuviera que encaminarse directamente
a su hogar. Tampoco sería feliz Cotto teniendo que participar de una caravana
que dura largas horas en las que le toca hablar y socializar con cientos de
personas. Por lo tanto, pienso que ambos
se conocen y han sabido manejar sus personalidades y su proyección en un estilo
que es cómodo para cada uno.
Dicción y confianza.
Queda, por último,
discutir la dicción de cada uno de estos profesionales del boxeo y las
consecuencias buenas o malas que tiene para su imagen.
Tito, a
pesar de su don de gente, pareciera hablar con dificultad al dirigirse al
público en cualquier conversación que vaya más allá del coro “¡Tito! ¡Tito! ¡Tito!”. Sin embargo, su
apertura lo acerca al pueblo y crea un sentido de confianza.
Por otro
lado, Cotto es un hombre de pocas palabras, pero precisas, de buena dicción y
de pensamiento profundo. Cotto se gana la confianza, no con su sonrisa, porque
casi nunca la enseña, sino con sus palabras, con la seguridad y la fluidez con
la que contesta, con la formalidad y la pausa con la que atiende sus asuntos.
En fin, cada
uno de ellos tiene su estilo y sabe
aprovechar sus fortalezas. Son hombres destacados en su deporte, al que se han
entregado en cuerpo y alma.
¿Por cuánto
podemos, entonces, juzgar a unos hombres profesionales en su campo, dedicados,
talentosos y quienes le traen gloria a nuestro país y, además, son fieles a su
personalidad sin dejarse presionar ante lo que la gente quisiera que hicieran?
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